La vida nos pone obstáculos a cada par
de pasos... cuando todo va bien, y nos relajamos, algo sucede que nos vuelve a
poner en alerta, y es que la vida no se hizo para sentarnos y verla pasar, sino
para luchar, luchar y luchar...
Estos obstáculos van surgiendo desde
el principio... dicen que La Infancia es la mejor época de la vida, ya que los
niños no tienen responsabilidades, pero
nos arriesgaríamos a decir que no se encuentran obstáculos? El niño tiene que
lidiar con muchísimas cosas que desconoce, está en constante aprendizaje,
superando todos los obstáculos que la vida le presenta.
Quizás la diferencia entre la infancia
y la edad adulta, es que cuando somos pequeños tenemos unas ganas locas de
aprender lo que es la vida, y en la edad adulta ya sabemos lo que hay, y la
ilusión se va desvaneciendo poco a poco.
Y es que la vida tiene momentos muy
bonitos, pero otros nada agradables, pero todo forma parte de esto a lo que
llaman "Vivir" y si queremos disfrutar de los buenos, también
nos toca batallar con los malos.
A veces nos preguntamos de qué nos
vale tanto esfuerzo si al final todo termina en nada, "Luchar" para
conseguir un buen trabajo, "Luchar" para que haya armonía en la
familia, "Luchar" para ser agradables a la vista...
Hace años, siendo una adolescente, me
hice esta misma pregunta, ¿Para qué luchar tanto ante las adversidades de la
vida? Mi padre, un hombre curtido en la experiencia que da la vida, me contestó
con otra pregunta ¿Pues sino vale la pena luchar... preferirías no estar aquí?
Es una frase que tengo muy presente, y es que si nos dan a elegir, nadie quiere irse, aunque la vida
esté llena de obstáculos, desde que nacemos hasta que nos morimos, no queremos
dejarla... al menos hasta haber vivido lo máximo posible.
Y es que al final cada una de nuestras
vidas es como un libro, con su introducción, su argumento y su conclusión, y
todos queremos llegar a la conclusión y no dejar el argumento a medias.
¿Y cómo llegamos a la conclusión? Pues
luchando como fieras, luchando ante todo lo que nos depara la vida, y
demostrándole hasta cuándo no nos quedan fuerzas, que nosotros podemos con la
vida, y la vida no puede con nosotros.
Esta reflexión de hoy va dedicada a una
buena amiga, a la cual una enfermedad le vino de
imprevisto. Porque admiro
su lucha y su manera de imponerse ante las adversidades, porque es un ejemplo a
seguir de positividad y amor a la vida, T'estim!!!

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